domingo, 8 de junio de 2014

Deja que el Espíritu Santo te ilumine

El fuego evoca la transformación, la renovación y la purificación que por el Espíritu nos llega. El Espíritu incendia y quema todo aquello que es simbolo de la colera y del orgullo pero no destruye (Ex. 3,1-14), acrisola. El Espíritu es como fuego devorador que de nuevo hace brotar la buena semilla.
Dejemos que la Luz del Espíritu Santo nos ilumine hoy y siempre. 

A continuación les dejamos los dones del Espíritu Santo 

Los Dones del Espíritu Santo

Sabiduría: gusto para lo espiritual, capacidad de juzgar según la medida de Dios.  
Inteligencia (Entendimiento): Es una gracia del Espíritu Santo para comprender la Palabra de Dios y profundizar las verdades reveladas.
Consejo: Ilumina la conciencia en las opciones que la vida diaria le impone, sugiriéndole lo que es lícito, lo que corresponde, lo que conviene más al alma.
Fortaleza: Fuerza sobrenatural que sostiene la virtud moral de la fortaleza.  Para obrar valerosamente lo que Dios quiere de nosotros, y sobrellevar las contrariedades de la vida. Para resistir las instigaciones de las pasiones internas y las presiones del ambiente. Supera la timidez y la agresividad.
Ciencia: Nos da a conocer el verdadero valor de las criaturas en su relación con el Creador.
Piedad: Sana nuestro corazón de todo tipo de dureza y lo abre a la ternura para con Dios como Padre y para con los hermanos como hijos del mismo Padre.  Clamar  ¡Abba, Padre!

Temor de Dios: Espíritu contrito ante Dios, concientes de las culpas y del castigo divino, pero dentro de la fe en la misericordia divina. Temor a ofender a Dios, humildemente reconociendo nuestra debilidad. Sobre todo: temor filial, que es el amor de Dios: el alma se preocupa de no disgustar a Dios, amado como Padre, de no ofenderlo en nada, de "permanecer" y de crecer en la caridad (cfr Jn 15, 4-7).

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